jueves, 12 de noviembre de 2009

Debilidad

"Es por eso
que te toco
y te conozco"
Te conozco.
Silvio Rodriguez.



Hace pocos días, viendo en familia unas fotos de cuando críos, mi madre comentó que recordaba que ese día estaba enfermo y que ese era el motivo de mi expresión tan dulce. Es cierto que se me ve guapo en esa serie de fotos con mi hermana. Me sienta bien la debilidad.

Ando toda la semana muy débil, aguantando para ir a trabajar por la mañana y rendirme a primera hora de la tarde, como si se me acabase la poca energía disponible. Ayer Xavi me sugirió que me tomase la baja, y le hice caso. Me ofreció cualquier cosa que necesitase, la más importante, compañía. Gràcies guapo.

Esta gripe me encierra. El cuerpo me empuja definitivamente adentro, más adentro. El cuerpo es sabio. Es como si quisiera acabar -de una vez por todas- con esta época de sentirme débil, con muy poquita energía movilizable. Tomar aire, descansar y volver a salir al mundo. Salir para acabar las cosas. Se acercan los días en los que tendré que acabarlas, tomar decisiones y llevarlas a puerto.

Esta querencia de quedarme en la mar, con el viento y las olas, viendo moverse al sol y a las nubes. Entretenerme por el camino. Perder el tiempo, mi querido niño demorador. Adulto experto en autojustificarse, o ya siquiera eso. Depende de mí. Manejar mi debilidad.

Erré tantas veces, vocación errante. Costarme tanto hacer las cosas...o pretender hacerlas todas de golpe. Dejar de dejarlo todo para el último momento. Es cuestión de encontrarles sentido. En esa búsqueda estoy. Darle importancia a las cosas.

Dejarme ser vulnerable, lo que soy. Ahí tengo que encontrar la energía vital. Desde ese lugar tengo que contactar. Con esas botas tengo que caminar. Perder el miedo a no ser fuerte. Moverme en el silencio de las manos verdaderas, las que tienen que mancharse de mundo, de destino. Las que se ofrecen y las que toman otras manos abiertas. Necesidad.

Dedicarte una entrada con todo lo que me das y como me lo das. Decirte que necesito que me empujes de una manera muy peculiar, muy mía, que no te voy a decir cual es y que tienes que aprender.

Tanta confianza debe tener su razón de ser. No se por que está ahí. Saber, a ciencia incierta, que llegaré dónde tengo que llegar, al lugar y en el momento preciso. Algo me lleva, algo que no acabo de entender y es mi vida.

6 comentarios:

Ignacio Reiva dijo...

A veces el destino, sabiendo lo pesado de su carga, nos regala personas que nos ayudan a cargar con él. Un gran abrazo.

Nares Montero dijo...

Que alma más grande tienes, coño!
Muack!
N

Jose Zúñiga dijo...

Con esas botas nos vamos encontrando en el camino: tú hacia la nostalgia y la deriva, yo hacia el remontar y los derribos.
Abrazo.

Unknown dijo...

en tu debilidad muestras fortaleza

saludos, hermano de signo

Anónimo dijo...

siempre tenemos a nuestro lado quién nos acompañe para alivianar la carga,sólo hay que saber mirar y sentir......

te extraño en mi casa!!!
besosssssssssssssssss

Begoña Leonardo dijo...

Ay trovador errante, "te conozco, te conozco desde siempre..." Querido como me suena, estoy parecida y no arranco, postergo decisiones que he de tomar y remoloneo...

Gran arrumaco otoñal y perezoso.