miércoles, 27 de octubre de 2010

Aún se puede escribir desnudo

Esta tarde, con muy pocas de ganas de trabajar, y muchas de escribir, releí las entradas en las que estabas presente, las de Enero, Febrero y Marzo. De vuelta, volví a comprar un paquete de Malboro, gracias a dios, ahora se me hace imprescindible; fumo con tantas ganas. Forma parte de los rituales que uno hace suyos, como escribir y fumar. Creo que no tardaré, gracias a dios, mucho en volver a dejarlo, aunque se que mi tendencia siempre será fumar.
Estoy saboreando este principio de depresión. Lo necesitaba, por mucho que me empeñe en buscar el aquilibrio; demasiados meses, casi años, en esta estabilidad tranquila que ya ni sabe lo quiere, que ya no pide nada, que no se empeña en nada. Siempre agradecí los cambios. Y tanta cordura me está volviendo loco.
Estoy trabajando más que nunca, y el trabajo ahora me salva la vida. Después de muchas vueltas, ahora digo sin reparos que me encanta mi trabajo. Que suerte, de momento, sentirse bien con esa rutina de cada día, dando igual mi estado de ánimo. No trabajo para mí. No lo hago por mí. Estoy muy presente en ellos, en los niños, en como ayudarles, tengo un gran trabajo. POr las tardes, con el deporte, teniendo menos responsabilidad no cambio el chip, sigo presente. Me gusta enseñar. Enseñar cosas que se, aunque muchas veces sienta ese que para mi no tengo.
Esta apatía querida. Toda mi debilidad. Mostrar orgulloso toda la trsiteza que llevo dentro. Y toda la vida. He vivido tanto, lo confieso. Después de los paréntesis vuelve el texto, la sangre, el dolor y el vacío. La realidad que solo sirve un instante. El bagage que sigo cargando. La locura del pasado se hace presente, y le abro las puertas amablemente.
Quizás hasta podría escribir poemas de amor sin amor, y que casi no se notase. Me hago viejo y zorro. Aunque en el espejo me siga viendo joven, ese misterio sigo sin comprenderlo, por más que sea de fácil análisis.
¿Y que pasa si te sigo queriendo?, después de estos cinco años. Buena pregunta. Quizás también cada vez me cueste más ser quién no soy. Y no será por falta de repertorio. Ni de ensayos. Lo bordo.
Me gustaría poder escribir sin necesitar quedar bien con nadie. Por supuesto, ni conmigo mismo. Qué difícil es. Caminar sin levantar la mirada del suelo, sin seducir hasta a las piedras, y sin encerrarme. Volver a tener ese miedo que ahora añoro. Volver a la depresión de otoño, y a la euforia de primavera. Pero ya no puedo echarle la culpa a nadie.

5 comentarios:

Nares Montero dijo...

Muacks!!!
Rojos, rojos, super-rojos!

N

Anónimo dijo...

aún...

sus(ana) dijo...

que lindos tus pensamientos, kike, un gran beso

Jose Zúñiga dijo...

Sólo un abrazo.
Quien sabe.

trovador errante dijo...

Gracias a todos por estar, por acompañarme, no se si os imagináis de la importancia de vuestros comentarios, aunque de un tiempo a esta parte decidí dejar de contestarlos, no han dejado de ser importantes y estimulantes para mí.

Muchas gracias. Mi casa es vuestra casa, espero que ya lo sepáis.

Un abrazo muy fuerte,
Kike