martes, 28 de octubre de 2008

Otra noche más, otra noche menos

Vuelvo a las palabras de Lara en su poema "No es perder el tiempo". Describió buena parte de mi vida y consoló. Me enamoré de ella antes de que Paco lo hiciera público, ventajas de tener micro. Gracias al sur por todo el arte.

Tantas veces he pensado que me gustaría que algo o alguien guardaran tantos pensamientos... que cuando sea más viejo me dejase recopilarlos, seleccionarlos y guardarlos. Ese "he dicho lo mío a tiempo y sonriente" de mi hermano Silvio no finaliza.

Y soñando que un día serás poeta, aún lo sueño, aún lo soy.

Noches de otoño, calendario convencional y emocional en temperatura, en frío aestacional.

Meterme en la cama y no pensar, no pensar nada que no valga la pena más que el silencio que me regala mi casa, y la noche.

Y no dormirme, y no preocuparme, no madrugaré. Otra mañana sin meditar a las 7, sin salir a correr a una hora temprana, sin compras, sin doblar ni planchar la ropa, sin avanzar en las tareas pendientes, sin hacer tantas cosas por hacer.

Acostumbrame a la soledad ya no es tan empinado, subí tantas noches a esa montaña. Mochila de lágrimas, de rabia, de bajón al volver a casa solo. Ahora subo a la cumbre sin mochila, o con una más ligera, que me permite volar con los pies inmóviles.

Me hace falta tan poco ya para ser, el silencio me vale.

Se acabó la cerveza, el vino, se murieron las plantas mágicas del amor, se acabaron los cigarros que no compré y que no quise fumar, que pena aquí y ahora un poquito de todo eso.

Me canso, me meto en la cama y me entrego a la paz de mi cuerpo y al silencio.

Nada pesa ahora ya, nada deseo, me dejo llevar, me consuelo en amores inolvidables y no pienso en ti, en la que tiene que pasar detenida y cruzar su mirada.

Esta noche lo harás en una visión, dime que vendrás, ya sabes, te espero.

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