martes, 28 de octubre de 2008

Se me adelantó la primavera

Qué agradable calor siento este enero
domingo de campo muestra almendros blancos
luce limpio el sol de mediodía que es hogar
¡Siento tantas flores ya!...sonrío amoroso

Ahora necesito bajar la cabeza ante ellas
para oler finos y nuevos matices
acariciar amaneceres en fresco rocío
besar tiernos pétalos soleados, tan suaves…
pasear de la mano lenta del atardecer
en la noche enamorarme de una sola estrella
amor, eres la que brilla más
entre infinitas bellezas relucientes y blancas

no puedo evitar pararme, mirar
no puedo evitar, llorar

Clarea más y la luna no se quiere ir…
le gusta que todos la vean con su amado sol
ellos están siempre juntos en cadencia perfecta
a solas, sin indiscretas y tímidas estrellas ruborizadas
y yo las sigo sintiendo, amando y recordando a todas
inolvidables, puras, fugaces…

me entrego a vosotras flores y luceros
este hombre no es el sol aunque brille
se detiene y cae ante cada color del jardín…
sonríe a todas, se deja seducir el seductor
sin escuchar a falsos sabios charlatanes
que anteponen la pasión de la rosa
a la pureza del lirio
o la frescura de la margarita
al poder hipnótico de la petunia,
a orquídeas altivas
o violáceos cardos en flor de bajo monte
¡qué bellos!
simpáticos claveles del sur en marco de blanco patio

fragantes, distintas, únicas y solitarias…

¿De verdad se puede elegir a la más bella?
Solo decide el amor

Aunque el niño que cayó del cielo
nos enseñase que su rosa no era como todas
las rosas no son de nadie, ni de ellas,
son ilimitadas y libres en encantos y miserias

La primavera no dura tres meses, no se deja encerrar
se regala al que la siente calentar al mundo
sin parar de girar iluminando al mar

se sabe preferida la muy presumida…
siente que nunca se marchitará, se engaña
inocente cuando me acerco a olerla…
silenciosa no puedes estar más bella
celosa sabes que no eres la única del jardín…

y me atrapas en antiguos juegos de viejas flores
a los pies que son camino, que ya no quieren jugar
quieren amar a la flor y al fruto
al jardín, al mar, a la isla, al cielo, la ciudad…

la tierra y el amor no tienen fronteras
¡tanto amor no se puede detener ya!

Amemos en verdad que solo tenemos ahora
único momento de sentirnos como el dios olvidado
creando y cobijando al milagro más puro
dejando de ser cuerpo, a través y sin salir de él

almas que se abrazan ingrávidas, leves, calladas
comprendiendo por fin
el misterio del amor.

Enero 2008

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