miércoles, 7 de enero de 2009

Una nieve que no da frío (y menos con estas mallas...)

Si vida mía, escribir es vivir. Si no creyera en lo que escribo. Hoy os regalo esa canción del día de mi niño cubano. Todo es cuestión de fe.

Amanezco más fresco que de costumbre y curado como siempre. Aún me era del todo ajena la nieve.

Leo tu mail de las 7:21. Como me gusta leerlos. No son las cartas de Jean Paul Sartre a Simone de Beauvoir, pero son nuestra historia epistolar. Como me gusta llamarla nuestra historia. Gracias por estar a y de mi lado. Mucho más cerquita te quiero.

Antes de pertrecharme para la corrida (...)...llegan mi padre y Encarna. Hoy por primera vez viene a limpiar la casita de colores. Por fín los ansiados duendecillos de la noche cobraron forma humana. Qué maravilla. Le digo lo que tiene que hacer...Encarna es la mujer que hace poco va a limpiar a casa de los viejitos los miércoles por la mañana 3 horas. También va a casa de Eva. Mi madre jamás hasta ahora tuvo a nadie.

Me cuenta, a punto de irme -ya pertrechado con el traje de luces- que acaba de cobrar 100 aurelios del sorteo del niño, y que por eso estaba nerviosa. Comentamos la jugada. A Encarna la abandonó su marido y se tuvo que quedar sola y sin pensión a cuidar de sus hijos. Uno de ellos falleció hace unos años. Después su marido enfermó y lo tuvo que cuidar...estoy rodeado de santas de carne y hueso por todos lados.

Cojo la nave plateada y me dirijo a mis montañas. Salir a correr con la malla corta (la misma que podéis ver más arriba) ralla en la heroicidad. De subida con el coche descubro la nieve. Mucha nieve. Aaaaauuuuuuuu!!!!!!!!...que aullaría mi Luna de las nieves y que tan bien conoce esos sus montes.

Mi sonrisa en el coche subiendo a Begues -con cada vez más y más nieve- es un poema pueril. Soy feliz y no me da miedo la nieve ni el frío. El paisaje es pirenáico.

Ante la mucha nieve del camino aterrizo mucho antes de lo habitual. El termómetro de la nave marca 0.0 º. Un número bien redondo.

Es increíble el paisaje. Seguro que algún invierno nevó más en Begues, pero yo jamás había visto tan cerca de casa tantísima nieve. El grosor era de unos 10 cm. y a medida que me adentraba y subía hacia La Clota era mayor. En ese tipo de medidas y de longitudes de centímetros los hombres acostumbran a exagerar. No daremos más medidas ni grosores pues.

La nieve se cae de los pinos, que están poseídos y jorobados por ella. Por fortuna fueron amables -como siempre lo fueron los pinos conmigo- y ninguno se la sacudió encima mío. El paisaje -mi paisaje- es más bello que nunca por más inhabitual.

A la edad biológica que tengo aún me queda osadía y pebrots para hacer cosas de estas. Cosas de la madurez joven. La misma madurez que me hizo dar media vuelta...al poco rato. No iba preparado. Tenías las zapatillas con alas empapadas y el camino cada vez estaba más complicado. Nadie pasó por allá antes que yo esta mañana. El regreso a la nave fue a ritmo de serie de 1000.

Que sensaciones. Inenarrables. Decidí que volvería mañana con el traje de luces de la temporada taurina de invierno.

Después del baño (voy a arruinar a los viejos con la factura del agua) hice algo que llevaba pensando toda la mañana: una lista de cosas pendientes. De esas de la realidad muy real que me decía Mari Pili en La Habana. Me quedó relinda la lista. Era necesaria...hacía mucho tiempo que no hacía ninguna. También pensé en el germen de un poema. Una especie de carta a los Reyes magos.

Tacho una cosa de la larga lista: "Comprar en los chinos una bufanda, una alfombrilla para la entrada de casa, un paragüas e incienso". Todo rechulo y relindo y requetebarato. Además me atendió una dulce joven y bella oriental que no dejaba de ponerme la mano encima y sonreir...especialmente cuando le dije: xie xie.

La alfombra es de muchos colorines, la bufanda acrílica (coño por 2 euros no querrás lana virgen...) pero de colores muy bonitos. El paragüas se me rompió hace poco y siempre llevo uno en el maletero. Y el incienso de limón, vainilla y uno de almendras para traerte un poquito más a mi vera.

No pude llevar a Aina a la nieve, estaba en la pediatra con las 4 mujeres de la casa. Y después de comer no podían. Què l'hi farem...

La rubia preciosa de 5 años más peligrosa que conozco llegó a casa llorando. Se había portao mu mal y su mamá le riño bien. A mi me vino perfecto para abrazarla y acariciarle el pelo mientras la tranquilizaba y asentía a las palabras que le decía mami. Es que esta niña si que tiene un parell de pebrots ben posats...

La vuelta al cole inmejorable. Todo y todos siguen muy bien por allá. Después me acerqué a la boutique de los toreros: el Decathlon. Para mi ese lugar es tanto o más peligroso que para muchas niñas una perfumería o unas rebajas del Zara.

En la lista tenía apuntado unas mallas largas, unos guantes y una braga, todo bien calentito para unas buenas corridas en plazas hibernales. Y en ese momento, pasó algo impresionante. Os voy a hacer una confesión..., aunque me lo pensé mucho..., me da mucha vergüenza...

Me informo -otra guapa rubia dependienta se rió mucho conmigo-, comparo precios y calidades -como hacen las abuelas...frotando con los dedos las telas...-, miro tallas...y me pillo una L y una XL para el vestuario. Unas de 35 que valían 50 y otras de 25 que valían 35. Me pruebo primero las caras y L. Simply perfectly. Y ahí el mal se apoderó de mí...

Me puse el chandal encima de las mallas..., miré que no tuviesen ningún cacharro de esos que pitan...y aprovenchando que ante la efervescencia del primer día de rebajas no había nadie dándote el ticket con el número de piezas que te pruebas.......¡¡¡¡me las llevé puestas!!!!...como el General Custer se llevó las botas al otro barrio...

Después, paseando -más calentito- por los lineales de running y de montaña....me pillé lo guantes y la braga de invierno...con la calma...una buena cola en la caja...pagué y me fuí sintiéndome como el mismísimo Al Capone en plena ley seca...

¿Por qué lo hice?. Nunca había hecho algo así. Soy enemigo de lo ajeno....pero, mira...¡¡¡qué fuerte coño!!!!!!!!

Y sabéis lo peor...que me sentí de puta madre. Me podría justificar diciendo que bueno...después de todo lo que me he gastado allí....y todo eso...o bueno...pensando que solo perjudico a una gran multinacional francesa...yo que se...

Me sigue pareciendo súper fuerte lo que he hecho...y encima...lo escribo en un blog....olé mi p... ;-)

Si de aquí un tiempo os escribo desde el trullo ya sabéis por que ha sido.

Las mallas son requetechulas y me quedan que ni pintadas....ja,ja,ja!!!!!!

Al llegar a mi pueblo, fui a comprar una litrona de cruzcampo para celebrar el atraco. Y al llegar a casa descubrí el trabajo de la duendecilla Encarna. La reostia. Y me puse a recoger cuatro cosas, ponerle de nuevo la fundita blanca y limpita al sofá...recoger algo de ropa esterrufada por ahí....y ahora la casita de colores luce moito mais moito ben.

Soy un virgo atípico dicen...el otro día, Ricardo -el peluquero-, hablando de limpiezas domésticas y ante mis respuestas al tema...., me soltó: "Joder tío, eres súper hétero..ja,ja,ja!!!!!"

Vaya tostones de entradas que me salen últimamante, 0 literarias ni poéticas...en fín...la vida me puede.

Y mañana, por mis montañas, con mis mallas a tan buen precio..., mis guantes, mi braga de invierno y las botas con gore-tex del GR...: nothing gonna stopped now.

5 comentarios:

Unknown dijo...

hola trovador errante!!!!!!!!

parece que hiciste de todo en poco tiempo, no??
correr por la nieve, ir de compras!!!!
y lo que te has comprado!!
que lo disfrutes,se nota que sos joven para andar corriendo por la nieve!!!
un abrazo querido amigo........

trovador errante dijo...

Hola Adri,

Me encanta correr por montes y montañas. Las sensaciones son muy puras e intensas. Por donde corro, no hay nunca nadie, solo silencio, vistas, olores...

Y mientras el cuerpo aguante...le daremos todo el movimiento que me pida.

Un abrazo

kika... dijo...

mañana, detenido.

luego no vale quejarse, que quebrantar la ley y encima contarlo...

ji ji ji

besitos
K

trovador errante dijo...

Mira que detenerme a mi es díficil.

No se puede atrapar al viento.

Anónimo dijo...

Querido trovador errante, parece que no tienes límite a la hora de sorprender al prójimo...cuanto te conozco y todavia me innovas!!!...que grande mangante baratillo!!!