sábado, 22 de noviembre de 2008

El hijo de la novia

Siguen los días tranquilos, a veces demasiado, -ahora demasiado-, la melancolía se abre paso, muy sutil y elegántemente. Alfombra roja a la soledad. Es este momento, -aunque sonría-, aunque esté a gusto con Estrangeiro de Caetano, el vino barato, el chandal y las ganas de cama y paz. Hoy no cenaré.

De nuevo el calor escribiendo, me quito el chandal. No siento frío este otoño, escribo desnudo. Quizás busque el calor de la cama.

Le digo al bueno de Caetano que cante un poquito más bajito, por favor.

Días de amigos con mayúsculas, amigos de día, luminosos.

Jueves al fín con Marc, en el pueblo, con mi hermana y Laurita, mis padres, en familia. Vida tranquila y soleada, saludos, cerveza en la Torre Lluch, saludar a amigos, abrazar...de camino a casa. Que buena vida y que buena mañana, cuanta paz. Laurita dormida en el carrito. Mirándola por el espacio transparente desde arriba.

Viernes, al fín también, con Xavi, -no por viernes, por Xavi- por mi hermano. Hacía tiempo que no comíamos juntos, habían muchas ganas. Amigos de nuevo, después de aquel día tan duro y la siguiente, la de las palabras que duelen decir, oír, que cuestan salir...pero entre nosotros salen.

Palabras ciertas, amigo -mi mejor amigo-. Qué buena aquella comida en el japo de la fede, que providencial y que necesaria. Amistad de verdad, hasta dentro, profunda, amorosa, única.

T'estimo guapo. Ja saps que m'importa molt el que et passi.

Tus palabras me llegan a dónde nadie llega, a la verdad, a quién soy. Intento escribir como tu me dices: explotando. Tu deseo de explosión es más violento que el mío. Todo llegará, seguro. Ahora el corazón no explota, se abre, sonriendo.

Oígo niños por la calle, sonrío de nuevo. Me sirvo el resto del vino, en la misma copa sin lavar que acogío el Viña Pomal de la cena y la música italiana de los 60 con Marta. El Borsao de 2 euros me sabe casi tan rico ahora.

No es casual que no tenga T.V. Algunos sábados tarde la añoro..., y me voy a casa de los papis a apalancarme...mientras ellos están en la casa de la montaña del yayo con la cuadrilla, como casi todos los sábados.

El yayo Ramón también subió con el Sr. Rafael, a trabajar. Al bajar, después de comer, se descuidó las llaves en el restaurante. Me llamó papito (ya las recuperó) y vine ipsofacto a abrirle, -llevaba esperando en casa de la prima Elena solo 6 0 7 minutos me dijo-...y regresé a acabar de ver Regreso al futuro, me encanta la primera parte, es lindísimo ese encuentro con los papás de Marti, y la visión de lo azaroso -o no-, del presente en el futuro. Mc Fly, Mc Fly...¿hay alguien en casa McFly?...

Y en la dos, ¡milagro!...recién empezaba el hijo de la novia. Que grande es Campanella. Estuve en un tris de llamar a Marta para que la viese, hablamos de ella estos días... tienes que verla algún día mi niña.

No se cuantas veces la ví ya... La primera en el Bosque con Paola, de estreno. La segunda, dos días después -en el mismo cine- con mis padres. Después en dvd de alquiler...reposiciones...

Cada vez que la veo lloro más y mejor, lloro y río con intensidad, me emociono muchísimo, y va in crescendo.

Pasaron los años que no podía, que me prohibí llorar. Abres el grifo...y después no paras...

Los ojos de Norma (la novia), las palabras de Antonio Belvedere (genial Hector Alterio, a la altura de Norma Aleandro), el boludo con posibilidades de Rafa (Ricardo Darín), el amigo José Luís (actorazo, vi más pelis de él -acá se sale-, y en Luna de Avellaneda increible), Nati (Natalia Berbeque, -te amo con lucura linda-), y absolutamente quiero a todos los personajes, a la niña Victoria, a la ex. y a su gordo -Dick Watson-...¿Quién es Dick Watson?... al primo pelotudo, al cocinero Francescolli, a los lugares de BB.AA., a todas las escenas...sin excepción.

"Míralos, es como ver bailar a Fred Astaire, parece tan fácil"

"Quiero todos tus problemas, y los míos, esos problemas...el problema lo tiene quién no tiene esos problemas"....y el portero: "a mi el tipo me parece sincero"...y Nati arrollando a Rafa a besos...todo por la cámara del portero electrónico, en blanco y negro con ese brillo de esas cámaras y con ese sonido.

Los ojos de la novia viejita, los ojos de la viejita. Grande Norma, grande.

"Querés un polvorón"...y "Sí, te quiero viejito"

"Te creés que tenés el resto de tu vida memorizada"

"Por que yo valgo la pena, si..., sabés...yo valgo la pena"

Quiero que me quieran exáctamente igual que la viejita quiere al viejito, querer como Antonio quiere a Norma, el romanticismo..."Sabés, hoy hacés 35 años"...contar mis cumpleaños desde el primer día que estaremos juntos. Un nuevo 23 de septiembre.

Y como Nati quiere a Rafa.

Yo también quiero eso, ese siempre, y ese "y después también".

2 comentarios:

kika... dijo...

De nuevo el calor escribiendo, me quito el chandal. No siento frío este otoño, escribo desnudo. Quizás busque el calor de la cama.

Me pasa igual: supongo que noviembre es un lío. O por el cambio climático. O por los vinos y los amigos.

Pero es verdad: escribo y sólo se me quedan los pies helados. El resto del cuerpo es como si acabara de beberse un té hirviendo.

besos kikelianos!
k

trovador errante dijo...

Es un fenómeno curioso. Todo lo que dices contribuye seguro. No se si hay algo más...pero me pasa muchas veces cuando escribo.

Y no tengo calefacción en mi casa.

Y los pies helados de las mujeres...

Sea como sea, me declaro firme, fiel y activista partidario del calor.

Un beso